Posts Tagged ‘Historia’

MONASTERIO DE CARDABA

9 de agosto de 2019

lunes, 5 de agosto de 2019
SOBRE RANDOLPH HEARST PESÓ UNA MALDICIÓN: LE ARRUINARON ESTAS PIEDRAS

MONASTERIO DE CARDABA SACRAMENIA UNA HISTORIA DE NOVELA

El día de san Bernardo los que, como yo, siguen la regla del doctor melifluo y abrazaron las constituciones de su monacato dentro del siglo se sienten un poco tristes. Es tristeza fin de siècle, llanto por nuestros pasos perdidos, tristeza de finales del verano, nostalgia celestial por el canto de aquellos monjes blancos con la cogulla negra resonando lejanos a través de los valles de Europa. Son las voces anónimas de quienes siguieron la senda apartada del cantor de María, melifluas armonías 20 de agosto.
Menguan los días, marchan las golondrinas pero los zarzales se encuentran llenos de fruto y la luz declinante baña de todos los colores el rosetón de la antigua iglesia del monasterio de Cardaba en Sacramenia cuyo claustro fue vendido a los norteamericanos y hoy puede visitarse en Nueva York. Subí varias ocasiones a su emplazamiento en el alto Manhattan cuando era corresponsal o bien acompañando a familiares y parientes venidos de España o llevado por la nostalgia de aquellos sillares de buena labra que contenían todo el carbono 14 y el polvo de aquellos andurriales que tantas veces recorrí de niño. Eché de menos el silencio monacal y esa vida anónima de los profesos que muertos al mundo sus pompas y vanidades pasaron por esta vida sin dejar rastro salvo alguna que otra firma al dorso de alguna letra capitular miniada un nombre o una fecha consignados al desgaire sobre algún que otro libro del armorium o biblioteca capitular.
El monasterio debió de ser muy grande, dadas las dimensiones de la bodega y del granero. En todas las actas la firma del padre cillero o ecónomo, figura al lado de la del abad. Algo más de un centenar de monjes entre profesos y donados que hacían vida de comunidad total sin derecho a la privacidad ni a una celda conventual según la estricta regla de Claraval. Pasaban la noche en dormitorios corridos, su descanso nocturno siendo interrumpido por el rezo de maitines, prima tercia y nona. Rezaban en una única iglesia y comían en un refectorio comunal, iban a trabajar al campo en cuadrillas y estudiaban en el scriptorium una gran sala al lado de la huerta, volcando su sabiduría sobre los códices haciendo correr el cálamo con buen pulso e infinita paciencia benedictina sobre el pergamino.
Escribían con tinta negra y roja. Quehacer impersonal, sin vanagloria o fidelidad a un canon y un horario fijo, todos los días igual. Hacían guerra a las pasiones, dominaban sus apetitos mortificaban sus carnes con ayunos y morían de muy viejos casi siempre delante de un retrato de la Virgen María que les abría las puertas del cielo.
Ello forma parte del misterioso legado cisterciense que siempre me sedujo. El que a Dios tiene nada le falta, aunque viva pobre como una rata y en el más estricto anonimato monacal.
Esos colores vitrales de la iglesia escondida en el valle de Sacramenia guardan muchos de mis recuerdos de niño cuando en cuadrillas acudíamos a la romería que se celebraba en el prado boyal; garrafatinas, almendras de Alcalá, tiro al pato en las casetas, tambor y gaita. Inundaban el aire melodías de dulzainas. Los del pueblo, jota va jota viene, arsa morena que soy san Roque, y si viene la peste que no te toque, bailaban al santo hasta que antes de atardecido acababa el jolgorio y regresábamos a nuestras aldeas caminando por los rastrojos.
Hace muchos años que no acudo al festejo en los predios sacramenios de san Bernardo, antiguo cenobio castellano y una de las primeras fundaciones cistercienses, situado entre Valtiendas y Pecharromán, aguas debajo de un río que nace en Fuentesoto y al que aun no han puesto nombre solo se sabe que es afluente del Duratón. Flotan sobre el ambiente tristezas de despedida, nadie conoce los pasos ni los designios de Dios porque los muros sagrados se derrumbaron en el trajín de los siglos, de las guerras, las desamortizaciones, las leyes secularizadoras: ese ir y venir de la historia en el que no se percibe un rigor lógico. Es el caos de las pasiones humanas, el vórtice de la naturaleza inmisericorde con los débiles.
Si en Inglaterra pasó como un terremoto Cromwell que redujo a ceniza casi prácticamente la totalidad el patrimonio eclesiástico inglés uno de los más ricos durante la edad media, en España un ministro por nombre Mendizábal pasó por estos ámbitos como la apisonadora. Por si fuera poco mamelucos y gabachos durante la francesada dieron buena cuenta de lo que quedaba.
Se quemaron cosechas, pegaron fuego a varios pueblos como el de Santa Cruz en el alfoz de Fuentidueña y ardieron conventos. Un furor revolucionario sacude la historia de tarde en tarde y agitando la tea iconoclasta acabó con estos muros consagrados. La casa matriz del Cister y la propia orden que irradió por toda Europa una fuerza expansiva, extensiva, cultural y constructora al grito de Dios lo quiere, impulso de las cruzadas, premonición del arte románico en el que Cristo se convierte en músico y arquitecto, un increíble y misterioso movimiento religioso y litúrgico en la primera y segunda mitad del siglo XII está hoy casi desparecida.
Clairvaux se convertiría en una de las penitenciarias inexpugnables de Francia, al igual que el monasterio de San Miguel de los Reyes en Valencia o el propio Chinchilla. Los edificios que un día fueron jardines de María — en mi obra Viva Claraval elogio de la vida contemplativa lo específico— se transforman en paraninfos de desolación, establos y pajares abandonados. Eran otrora aulas de Dios. ¡Qué ironía! El monasterio de Veruela en Soria le sirvió a Bécquer de inspiración para algunas de las historias de terror en las que se inicia el romanticismo como género literario al igual que toda una pléyade de cenobios cistercienses en Galicia (Celanova), Zamora (Moreruela), Palencia (Aula Dei), fantasmagóricos recintos abandonados.
La regla bernarda cambió el rostro de occidente desde el punto de vista religioso. En España el rito hispano visigótico de origen griego cede el sitio al rito romano. Los monjes blancos traen consigo el espíritu de cruzada y se transforman en soldados ocupando torres en la frontera. Otro aspecto es el afán repoblador. Plantan majuelos, roturan baldíos, siguiendo el precepto de san Benito ora et labora en el que inspira su regla san Bernardo. Los caldos del mejor vino del mundo el Vega Sicilia que se cría por estos pagos fueron una invención cisterciense. Los monjes trajeron esquejes de las viñas borgoñas y trasplantadas a los valles del Duero produjeron ese mosto superior.
Cardaba— la data de su consagración remonta a 1142 — fue construida por musulmanes que fueron hechos prisioneros por Alfonso VII el Emperador y conducidos a Castilla como mano de obra. Es por esto por lo que en los valles de Sacramenia, Aldeasoña, Provanco y Peñafiel buena parte de la población es de origen morisco (también judía pues la aljama de Fuentidueña era la mayor en tierra Segovia) que se mezcló con la autóctona de ascendencia romana o vaccea.
Son los aportillados de Sacramenia a los que Alfonso X manumitió y les dio derecho a llevar armas y acudir a la guerra como soldados.
Sabemos que el primer abad era borgoñón y se llamaba Raimundo y que el último era un amigo del Empecinado que se tiró al monte y murió peleando con los franceses. Se llamaba fray Elías. En 1835 son enajenados los predios de Cardaba y los compra un labrador rico de Pecharromán. Casi un siglo adelante 1925 el magnate Randolph Hearst los descubrió y decide adquirirlos con la intención de transportarlo piedra a piedra a los USA por cinco millones de pesetas. Los sillares marcados y ordenados fueron embarcados y transportados en un carguero a Estados Unidos.
Ocurre la gran crisis del 29 y los negocios de Hearst, el magnate que inspiró al Ciudadano Kane de Orson Wells, dio en quiebra y el cargamento permanece olvidado en una dársena del puerto neoyorquino. Unos estibadores al cabo de tres décadas descubren el contenedor y las piedras van a parar a Miami (el ábside) mientras el claustro se queda en un museo al norte de la Ciudad de los Rascacielos. En fin, todo un cúmulo de vicisitudes dignas de un apasionante thriller trama para ahormar una novela supositicia de fantaciencia.
De las piedras seculares emanó según cuentan una maldición que ocasionó la ruina del magnate de los grandes rotativos. Hearst había sido el culpable de que el gobierno yanqui declarara la guerra a España, arrebatándonos el último florón del viejo imperio colonial. En connivencia con el almirante Simpson urdió la estratagema burda de la voladura del Maine. Murieron muchos de nuestros soldaditos como consecuencia del hambre y del tifus después del bloqueo a la isla por la poderosa escuadra norteamericana.
Aquellas piedras monacales clamaron revancha contra el hundimiento del buque “Furor” mandado por Fernando Villamil el héroe astur que un 3 de julio de 1898 levó anclas a sabiendas que esta temeraria salida del puerto de Santiago firmaba su sentencia de muerte.
La ruina de aquel banquero judío, que en uno de sus múltiples viajes a Europa quiso comprarlo todo, tuvo su origen en las plegarias de aquellos buenos frailes y cuyos ecos retumbaban en las bóvedas y los arcos del claustro pidiendo venganza contra la impiedad. El Altísimo escuchó sus suplicas y la fortuna del creso magnate se fue al carajo. Por lo visto, Dios castiga sin piedra ni palo.

Publicado por PREFERENS en 10:20
FUENTE: http://preferens.blogspot.com/

Pío Moa: ¿Pudo el franquismo sobrevivir a Franco?

10 de julio de 2018

Pío Moa: ¿Pudo el franquismo sobrevivir a Franco?

09 julio, 2018

Aunque por comodidad empleamos el término “franquismo”, sugiriendo una doctrina política ligada a la personalidad de Franco, nunca hubo tal. Franco ocupó una posición política central durante casi cuarenta años, pero no fue nunca un ideólogo. El problema de definir al franquismo ha traído de cabeza a muchos tratadistas. Por un tiempo se autodeclaró totalitario, pero por tal cosa no hay que entender un estado que ocupa una sociedad más un partido que ocupa el estado, al modo de los países comunistas o, bastante más atenuadamente, del nacionalsocialismo. Su “totalitarismo” consistía en hacer del estado un árbitro entre los intereses del capital y del trabajo, supeditando los conflictos entre ambos al “interés general”, para, teóricamente, evitar el predominio excesivo de uno de ellos y acabar con “la lucha de clases” promovida por los comunistas. Evitando el término, el sociólogo J. J. Linz lo definió como “autoritario”, que le valió, siendo quizá el sociólogo más importante de España, la animadversión de la izquierda cultural (más o menos culta, eso es otra cosa). En Los mitos del franquismo acepté el calificativo de Linz, aunque con alguna reticencia: las democracias pueden ser extremadamente autoritarias, como estamos comprobando actualmente en la UE con la ideología LGTBI, su signo de identidad más preciso, y por supuesto en España, con la misma ideología o la “memoria histórica” aceptada e impuesta por casi todo los partidos.
Tampoco fue un régimen de partido único, pues representó a los grupos vencedores en la guerra civil, cuatro básicamente y no bien avenidos: Falange, carlismo, monarquismo juanista y catolicismo político. Aunque teóricamente asociados en el Movimiento Nacional, cada uno de ellos tenía sus propios órganos de expresión y organizaciones, e incluso un sector contrario a Franco; y el Movimiento Nacional era un ministerio más, no muy dotado económicamente y en la práctica manejado por la Falange. Estos grupos políticos no se llamaban partidos, sino “familias”, y la diferencia con los partidos era que sus conflictos y luchas por el poder no se dirimían en elecciones sino por el arbitraje y decisión de Franco.

Que el franquismo no fuera una ideología no quiere decir que careciera de fundamentos ideológicos. Estos evolucionaron a lo largo del tiempo, pero básicamente podrían definirse como catolicismo, especialmente en sus directrices “sociales”, con una aleación de falangismo, próximo al fascismo italiano. La economía, como recuerda Julián Marías, era básicamente liberal con reglamentaciones y limitaciones de tipo social que han llevado al escritor Francisco Torres a hablar de un “Franco socialista” en un libro reciente así titulado. Llamar socialista a Franco es exagerar un tanto, pero no cabe duda de que su régimen estableció reglamentaciones e instituciones antes pedidas y nunca realizadas por los socialistas.
Con todo, el elemento ideológico fundamental del régimen fue el catolicismo tanto religioso como en sus derivaciones sociales. Era inevitable porque el catolicismo constituía también el elemento básico común entre aquellas “familias”, junto con el respeto a la persona de Franco (y excluyendo, como señalamos a sus sectores antifranquistas, que en el carlismo derivaron a algo semejante al trotskismo). Así, el estado se hizo confesional, y muy fuerte la influencia directa e indirecta de la jerarquía eclesiástica, un tanto enfrentada a la Falange en los primeros tiempos.
Ahora bien, después de haber salvado del exterminio a la Iglesia, otorgándole grandes cuotas de poder, el Concilio Vaticano II rompió de hecho con el franquismo. No solo renunció a la confesionalidad, impuso a obispos enemigos del régimen y en amplios sectores le mostró hostilidad. Y, por el contrario, apoyo a los separatistas, terroristas, y particularmente a los marxistas, precisamente los que habían protagonizado una de las mayores y más feroces persecuciones religiosas de la historia. El Vaticano II prefirió el “diálogo con los marxistas”, por un cálculo político que terminaría saliéndole caro. (Por cierto que algo semejante le había ocurrido a la liberal Restauración después del 98, cuando los intelectuales e ideólogos le abandonaron para hostigarle a fondo en nombre del “regeneracionismo”).
Por tanto, el régimen perdió su principal sustento ideológico. Una ideología puede adaptarse y desarrollarse, y el franquismo lo había hecho, pero el Vaticano II cortó ya toda posibilidad en ese sentido. Y por otra parte la Falange se había anquilosado en unas ideas de combate propias de los años 30, cuando Europa había sufrido una intensísima crisis de supervivencia, abocada a una II Guerra Mundial que le hizo perder su primacía política, militar y cultural en el mundo. Las ideas falangistas eran vistas por gran parte de la sociedad como algo anacrónico, ritual, estancado. Un chiste de la época lo expresaba de modo pintoresco. “¿Sabes por qué han propuesto a Franco para el Premio Nobel de Física? Porque ha demostrado la inmovilidad del Movimiento”
En aquellas circunstancias, el régimen no podía sobrevivir largo tiempo, y estaba expuesto incluso a un derrumbe catastrófico. No fue así porque sobrevivieron dos elementos clave: el avance económico, que frenaba en gran medida las demagogias comunistas y, en general, antifranquistas; y el prestigio de Franco.
Los enormes ataques, calumnias y distorsiones sufridos por la memoria de Franco desde la transición, hacen difícil entender a la gente de ahora el respeto de que gozó hasta el final, pese al abandono de la Iglesia y de la mayor parte de las propias familias. La misma intensidad de ese antifranquismo post mortem indica ese prestigio. El respeto a Franco era, por paradoja, especialmente fuerte en la oposición, comunista o de cualquier tipo: nadie creía seriamente poder derrocarlo, y todos los movimientos en marcha trataban de prepararse para después de su muerte, cuando el régimen, anquilosado y sin futuro, tendría necesariamente que democratizarse. Carrillo, el héroe de Paracuellos, decía que le encantaría firmar la sentencia de muerte a Franco, pero desde luego era el primero en juzgarlo imposible. Y, bueno, algunos creíamos posible derrocarle por entonces, y causamos daños muy considerables poco antes y al principio de la transición; pero éramos cuatro gatos aislado incluso del resto de la oposición, que hasta el final temblaba ante la posibilidad de una involución.
De modo casi instintivo, el pueblo se decantó por el cambio a la democracia “de la ley a la ley”, frente a los locos y demagogos de la Junta y la Plataforma “democráticas” (conjunto de comunistas, marxistas, terroristas, maoístas socialdemócratas y sinvergüenzas varios) que no habían aprendido nada de la historia y querían enlazar con un Frente Popular realmente criminal. De la ley a la ley significaba desde el franquismo y no contra el franquismo, de la legitimidad franquista a la democrática.
Bastante gente, desde Blas Piñar a Julián Marías, percibió el peligro de una deriva que volviera a traer los tiempos caóticos y separatismos de la república, pero muchos de quienes percibían el peligro fueron incapaces de entender el mensaje popular. Las críticas falangistas y otras a la democracia carecían de sustancia histórica y teórica, y ayudaron a la demagogia, que empezó muy pronto, según la cual democracia y antifranquismo venían a ser sinónimos. Pocas cosas han hecho más daño. Con su infantil ataque a la democracia (debían de creer en la posibilidad de continuar el franquismo), utilizando retórica antigua, la llamada extrema derecha favorecía la demagogia de un antifranquismo que no solo no había sido nunca democrático, sino que había sido la mayor amenaza a las libertades y seguiría siéndolo. Por otra parte, la transición, salida de la entraña del franquismo, cayó enseguida, después de Fernández Miranda, en manos de frívolos e indocumentados como Suárez, el rey y otros parecidos. Estos no tuvieron inconveniente en entregar la bandera de la democracia a la oposición, volviéndose poco a poco casi igual de antifranquistas. Y es que para ellos, “la economía lo era todo”, y dado que la situación económica heredada era tan buena, a pesar de una crisis que se esperaba pasajera, no había que preocuparse por “nimiedades” ideológicas.
La retórica al uso dice que en la transición se reconciliaron los españoles. Nada podría ser más falso. Los españoles, muy mayoritariamente, se reconciliaron en los años cuarenta sobre la base de la derrota de totalitarios y separatistas y la abstención en la guerra mundial, que hizo de España un país privilegiado en Europa. Aquellas hazañas están simbolizadas en el magnífico Valle de los Caídos. Quienes se reconciliaron en la transición fueron los políticos. Y lo hicieron sobre bases falsas. Y hoy todos son comparten las mismas ideas “democráticas”: “memoria histórica”, LGTBI, rescate y recompensa a la ETA, entrega de soberanía a Bruselas, multiculturalismo, engorde de Gibraltar, cipayización del ejército y tantas cosas “democráticas” más. Aquí todos son demócratas: ETA, PP, Podemos, separatistas vascos y catalanes, separatistas gallegos y canarios, andaluces de Blas Infante, PSOE, C´s… El concepto “democracia” se ha transformado en una palabra mágica que cada cual usa e interpreta –si se molesta en hacer el esfuerzo de interpretarla– como mejor le parezca. He esbozado un nuevo enfoque del asunto en La Guerra Civil y los problemas de la democracia en España, esfuerzo vano, al menos por el momento. Es precisa una reelaboración política que vaya más allá de reacciones sueltas ante los abusos más evidentes.
Uno debe preguntarse por qué, pese a todo, esos demócratas han tardado tanto en crear crisis tan graves como la actual. Creo que la respuesta está en la herencia de Franco. Ha costado mucho irla socavándola, ir rompiendo su inercia, como la de una nación ya muy antigua y consolidada. Pero estamos llegando a un punto crucial. Conviene darse cuenta de ello a tiempo.

FUENTE:
https://gaceta.es/opinion/pudo-el-franquismo-sobrevivir-a-franco-20180709-1743/

eran otros tiempos…

9 de abril de 2017

blog de HISTORIA: http://divisionoder.blogspot.com.es/

31 de julio de 2015

blog de HISTORIA: http://divisionoder.blogspot.com.es/
By Vuelosinfin
VIERNES, 31 DE JULIO DE 2015

blog de HISTORIA: http://divisionoder.blogspot.com.es/
……………..El Rincón de la HISTORIA …es un blog muy recomendable… Estas son algunas entradas:http://divisionoder.blogspot.com.es/2014_05_01_archive.html

mayo de 2014

—-

http://divisionoder.blogspot.com.es/2013/01/corria-el-ano-711.html

enero 2013

http://divisionoder.blogspot.com.es/2012/10/1-de-septiembre-de-1939.html

oct 2012

http://divisionoder.blogspot.com.es/2012/09/1914el-genesis.html

sept 2012

http://divisionoder.blogspot.com.es/2012/09/sudafricala-que-fue-la-gran-esperanza.html

sept 2012

http://divisionoder.blogspot.com.es/2012/08/algunos-libros.html

agosto 2012

http://divisionoder.blogspot.com.es/2012/05/la-escuela-de-aristoteles.html

mayo 2012

http://divisionoder.blogspot.com.es/2012/03/la-division-de-alemania.html

marzo 2012

http://divisionoder.blogspot.com.es/2012/01/respeto-y-honor-la-toma-de-granada.html

enero 2012

http://divisionoder.blogspot.com.es/2011/11/tres-reyes.html

nov 2011

LAS PIEDRAS EN ATLANTA ANUNCIAN EL PLAN PARA REDUCIR LA POBLACION MUNDIAL

23 de junio de 2014

LAS PIEDRAS EN ATLANTA ANUNCIAN EL PLAN PARA REDUCIR LA POBLACION MUNDIAL

La Matrix Holografica

En Elber County, Georgia, Estados Unidos, se encuentra un extraño monumento, que los lugareños consideran su propio Stonehenge y que es conocido como ”Las Piedras Guía de Georgia”, gigantescos rectángulos de piedra (como los que salían en 2001 odisea en el espacio, de Stanley Kubrick) que tiene grabados en ocho idiomas modernos los designios del programa Nuevo Orden Mundial.

Las piedras guías de Georgia rebasan los 6 metros de altura, y están compuesto por 6 planchas de piedra de granito, que pesan en total más de 100 toneladas de peso. Una losa permanece en el centro mientras 4 losas de piedra se abren en torno a ella. Y una sexta piedra cubre por encima el conjunto.

http://fahrenheit2012.files.wordpress.com/2010/07/ima-26.jpg?w=450&h=935

El monumento está orientado astronómica-mente, siguiendo el patrón hermético y ocultista tradicional. El agujero que se ve en la Piedra del Centro se taladró para que se pudiera ver siempre la Estrella Polar, que…

Ver la entrada original 888 palabras más

el genocidio mayor del siglo XX

15 de febrero de 2014

el genocidio mayor del siglo XX
By Vuelosinfin
SÁBADO, 15 DE FEBRERO DE 2014

En http://www.alertadigital.com hemos leído un post sobre cómo la UNO/ONU
celebra el dia 27 de enero de cada año como “Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto”. Sabemos que la llamada “Victoria” de las potencias aliadas se adjudicó a las Naciones Unidas, organización que se declaró beligerante contra Alemania. Por consiguiente, el “holocausto” al que se refiere la ONU no es el mayor genocidio del siglo XX, el cual sería, según datos poco difundidos, el de los trece millones de ciudadanos alemanes que murieron por diversas causas, en la guerra e inmediatamente después, según datos que se van descubriendo en los últimos años.
A este post siguen comentarios de varios lectores, entre los cuales están los siguientes:
Polifemo
11/02/2014 – 23:27
La Verdad se abre paso.
Hasta ahora, al parecer, nadie se había dedicado a computar en una sola cifra el número de los alemanes exterminados de diferentes maneras.
Por ejemplo, estaban las víctimas de los bombardeos crematorios contra civiles, por un lado, y las mujeres que habían fallecido a causa de las repetidas violaciones, por otro; los civiles muertos en campos de concentración dirigidos por ex reclusos (que se organizaron en la posguerra como forma de venganza colectiva), por un lado, y los soldados caídos en dependencias administradas por los soviéticos, pero también por los franceses,ingleses y los norteamericanos, por otro; estaban las víctimas mortales de entre los expulsados de las provincias alemanas del Este, por un lado, pero también los asesinados entre las minorías alemanas centroeuropeas, por otro; estaban las víctimas de las hambrunas planificadas por los aliados, remedo del plan Morgenthau, por un lado, y las víctimas de la violencia pura y dura, por otro. Etcétera.
Limitandonos a sumar, sumar y sumar: nuestros ojos no dan créditoa lo que ven y hoy podemos afirmar que la cifra se ha más que duplicado, alcanzando alrededor de los 13 millones.
Se esta confeccionando una lista bibliográfica para que, al menos, se empiece a reconocer el hecho en toda su macabra dimensión.
Con el dígito “13 millones”, el alemán constituye el mayor etnicidio de la historia humana.
Si a este hecho sumamos los 100 millones de víctimas del comunismo marxista, en su mayor parte personas acusadas de “fascistas”, parece que la cuestión de los derechos humanos da un giro de trescientos sesenta grados y quienes deben sentarse en el banquillo de los acusados son los “antifascistas”.
Este dato no puede dejar de afectar a los actuales herederos de Churchill, Roosevelt y Stalin:,que son los corruptos e incompetentes políticos del sistema actual, acostumbrados a considerarse a sí mismos la encarnación de la democracia, y a pesar de lo cual, han ocultado tales atrocidades para lograr su ensordecimiento mediático e impunidad legal.
Un delito con un nombre: obstrucción a la justicia, encubrimiento, banalización y justificación del genocidio.
Tienen que pagar por ello y, a la larga, conseguiremos que reciban lo que se merecen como los delincuentes que son.
Queremos que impere la ley democrática y si en Nüremberg se aplicó la pena de muerte de manera arbitraria, habrá que tener en cuentaeste hecho a la hora de ajusticiar a los cómplices de los genocidios olvidados e impunes.
***
Polifemo
10/02/2014 – 0:39

Un borrador del discurso que leyó el rey Jorge VI para anunciar la entrada del Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial se venderá dentro de varias semanas en subasta organizada por Sotheby’s.
El borrador está fechado el 25 de agosto de 1939, o sea una semana antes de que el III Reich invadiera Polonia.
Lo anterior demuestra que, contrariamente a la versión oficial, el Reino Unido no entró en guerra contra el III Reich como consecuencia de la invasión de Polonia y que ese hecho fue solamente el pretexto utilizado para justificar una decisión ya tomada de antemano y por otras razones.
¿Por qué se nos ocultó esta información durante más de medio siglo?.
¿Qué otras escandalosas evidencias permanecen bajo llave y cuáles son las intenciones del engaño?.
Evidentemente, si tales pruebas favorecieran la “versión oficial” de la historia, no sólo no serían hurtadas a la opinión pública, sino difundidas por tierra, mar y aire a fin de justificar la propaganda de la oligarquía transnacional anglosionista instalada en el poder mundialdesde 1945.
Recordémoslo : el delito de genocidio no prescribe y los SS son juzgados con 80 de edad años si es necesario. Tarde o temprano, el destino alcanzará a los responsables del bando triunfador.
+++
Andrés Orta Candal
07/02/2014 – 10:34

La Mafia Judeo-Masónica que domina el Establishment político, financiero y mediático del Mundo sigue “erre que erre” tratando de imponernos a la fuerza y bajo amenazas de cárcel y ostracismo la Gran Mentira del Siglo XX : EL HOLO-CUENTO JUDIO.
A mi, personalmente, no me van a doblegar. No pudieron hacerlo cuando vivía en Estados Unidos y tenía un programa semanal por una Emisora de Radio donde denunciábamos la opresión del sionismo y sus logias sobre el verdadero pueblo americano. Ahora que lo he perdido todo, ¿qué más puede quitarme la Sinagoga de Satanás? ¿La vida? Esa ya no me importa nada.
Son ellos, los pérfidos cabecillas del judaísmo internacional y de su lacaya masoneria los que tienen que pedir perdón a la Humanidad por haber creado, al amparo del liberalismo disolvente y degenerado, una doctrina diabólica, esclavista y criminal (el comunismo) que sí que provocó un auténtico y genuino Holocausto en Rusia, en las Naciones de la Europa del Este, en China, en Cuba, en Vietnam, en Camboya, en Nicaragua y en todas las latitudes del Orbe donde la bestia roja de la hoz y el martillo clavó sus garras sangrientas.
Queridos Camaradas, abrid los ojos. Leed “Los Protocolos de los Sabios de Sión”. La Verdad nos hará Libres.
Un saludo españolísimo para todos.
Andrés Orta Candal
Madrid, España
***
FUENTE:

El Holocausto, la ONU y el antisemitismo


Publicado por klypeus en 13:12

UN LÍDER ASESINADO EN 1936

17 de noviembre de 2012

Estamos acostumbrados a leer, oir y ver, por la inmensa mayoria de los medios de comunicación, y especialmente en en cine de Hollywood y en la TeleVi-sion

que los asesinos somos nosostros. Incluso hay un libro del judio Simon Wiesentham titulado «Los asesinos están entre nosotros».  Se entiende que «nosotros» somos los europeos en general, pues Europa -dicen- perdió la SGM.

No hay que olvidar que el Continente Europeo fue invadido por el Esta y por el Oeste, según veíamos en los maopas que se publicaban en la revsta «Signal»….

Ni siquiera Winston Churchill, ni Stalin, ni Roosevelt hablaron ni rescribieron nada referido a «cámaras de gas» ni tampoco mencionaron nunca la palabra griega Holocausto…  Nada extraño es que tampoco lo hiciera Su Santidad Pio XII, Papa y Obispo de Roma.  Sin embargo hay un asesinato del que no se habla nada, entre otras razones porque la persona asesinada pertenece ideológicamente a la Europa que perdió la guerra en 1945 y porque su muerte se ejecutó con apariencias legales por un Tribunal Popular en Alicante, España, en 20 de Noviembre de 1936. El nombre del hombre asesinado es José Antonio Primo de Rivera. Tenia 33 años, como Jesucristo y Alejandro Magno. La fotografía que ilustra este comentario es de fecha anterior, como es evidente. Es de su etapa estudiantil y ya entonces denota caracter, madurez y personalidad. Dicen los entendidos en lenguaje gestual que los brazos cruzados significan actitud defensiva pero también seguridad espectante y desconfianza hacia un entorno hostil. No cabe duda de que el ambiente que se vivía en los primeros años de la Segunda República, en Madrid, era poco tranquilizante…: Desempleo,  Huelgas, crisis económica,  atracos, rufianismo, Ley de Vagos y Maleantes, Ley de Defensa de la República, Quema de Iglesias y Conventos, Intentonas separatistas y motines armados…

POBRE ESTEBANILLO

24 de octubre de 2012

POBRE ESTEBANILLO

POBRE ESTEBANILLO
Una vez más, KLYPEUS tiene la satisfacción de reproducir una creación del escritor y periodista Antonio Parra, la cual ha publicado en su blog con el título de “Pobre Estebanillo”. Lo que sigue es original de Antonio Parra:

Vida y obra del Estebanillo González hombre de buen humor compuesta por él mismo

I

Cargar en España para descargar en Flandes… porque desestimando los hispanos lo bueno que encierra su patria sólo dan estima a las raterías extranjeras. Estas son frases de esta novela picaresca, la más completa, acaso la más ácida y desvergonzada, la de un soldado de los tercios viejos, aunque siempre procuraba hurtar el cuerpo a las balas alemanas o suecas o haciendo los más bajos oficios cuarteleros como ranchero o furriel, bien cargada la escopeta de donaires y estratagemas, pues nos dice que la misión de un soldado es sobrevivir pero en esta supervivencia afanosa el autor anónimo hijo de un converso va demasiado lejos criticando la heroicidad de aquellos militares al servicio del rey.

No cree en el heroísmo del Miles Gloriossus (su autor debió de ser un clérigo que conocía la obra de Plauto) el buen Esteban, pero se muestra tan ingenioso en sus salidas que consigue el perdón de su coronel, del almirante y hasta del verdugo, porque formó parte de la tripulación del maestre Colona y posteriormente en el ejército del Cardenal infante. Peinó el viento y fatigó las selvas, navegó todos los mares y combatió en todas las ciudades de Europa: Milán, Nápoles, Rocroi, Innsbruck, Viena, Brujas, Mastrique, Nimega, por más que siempre procurando cobertura en la retaguardia como marmitón o jefe de cocina en campaña. Su testimonio bufonesco y deformado-una furibunda diatriba contra los estragos de la guerra- fue recogido por los partidarios de la leyenda negra, parcialmente, y sólo en aquellos puntos que les interesan como tesis y antítesis, soslayando el aspecto libérrimo y tolerante del alma española en aquellas pavorosas guerras de religión. Guillermo de Orange por ejemplo no hacía prisioneros. Enemigo capturado, enemigo muerto. El Estebanillo no es la obra de un motolita cualquiera ni de un bufón. Hace una defensa de la fe católica desde la oposición a través de unos ojos aparentemente picarescos.

No era un tonto y parece bien informado aunque, de lo que se desprende de tanta correría que hacen del protagonista un mílite ubicuo, no pudo tener los dotes de la bilocación mística. La narrativa da la sensación de que se metió en batalla y que estuvo en todo el fregado, pero físicamente esto es imposible.

Las escenas de su novela parecen copiadas del cuadro de la Rendición de Breda, vista desde la óptica de uno de los más ínfimos soldados, de un mandria, que fue machacante de los sargentos del mariscal Espínola, ese que pinta Velázquez en la rendición de Breda.

En todas sus hazañas se muestra indiferente a la adversidad, taimado, descreído, antisocial o poco solidario como se dice ahora[1] con las miserias ajenas y las propias, sucio y desnudo sin demasiada afición a la honra, la riqueza, los amores lo que la sociedad de su tiempo en tanto aprecio colocaba, resultando el bufón de corte (pudo ser también el enano de las “Meninas”) un místico en potencia por el desapego a las cosas del mundo, profeso de la orden de la desventura y de la Hermana Pobreza por único dios su propio pellejo, hábil y sutil en el manejo de la lengua, habla en germanía pero su español es de tal calibre que por lo acendrado del estilo supera a toda la novelística del genero, el Lazarillo incluido y los libros menores de Cervantes. No pudo ser testigo de tantas guerras ni andar metido en tantos follones, lo cual evidencia la habilidad del narrador para contar las cosas igual que si las hubiera visto. Tampoco cabe duda de su estampa autobiográfica.

El libro está escrito en primera persona pero ello también ocurre en el Pedro de Urdemalas atribuido al doctor Laguna. El médico de Carlos V nunca pudo viajar a Turquía. Cuando se lee este viaje para cuya escritura el autor recopiló mucha información y testimonio de personajes epocales en el lector cunde la impresión de que se trata de una vivencia personal, siendo todo imaginativo. Recoge la información de centones, habladurías, lo que se escribía y decía en aquella época. El siglo XVII fue muy hablador.

Aunque gallego de Salvatierra, desprecia a su patria con una frase que haría a más de uno del BNG llevarse las manos a la cabeza… no hay cosa más grande que no tomarse uno en serio a lo propio o que saberse reír de sí mismo… “antes puto que gallego”… “soy Estebanillo González y fui niño de las escuelas, gorrón de nominativos y llamador de molleras. Romero, medio tunante, fullero de todas las tretas, aprendiz de guisar panzas, soto alférez de cien banderas,”.

II

Se conjetura que su padre, un físico judío que curaba en la corte de Carlos V, que se retira a Galicia emulando al del Lazarillo que cera un soldado que regresa a Salamanca al disolverse su compañía. Parece el Estebanillo emular al Lazarillo, pero hay pasajes en los cuales la supera, dibujando un cuadro de costumbres de la época tan maravilloso, trepidante como desenfadado que hacen pensar en una cosa: que no en vano fue nuestra nación-España contra todos, decía Quevedo- el primer país del mundo de grato vivir y fácil amar, a despecho de las penurias y congojas de ungalleguiño que marcha a Roma en busca de fortuna y en recorridos por el orbe ejerce todos los oficios: paje, escudero, estudiante, buhonero, cohén de unacoaxca (burdel), monaguillo de un clérigo y ordenanza de un capitán de los tercios viejos. Es también anónima esta obra, aunque publicada casi medio siglo más tarde que la de su paradigma.

El autor debió de ser, lo mismo que el de Lázaro de Tormes, o un cura rebotado a la delincuencia, o un soldado de los del tornillo, esto es, desertores que acaba en galeras sentado en el duro banco del cómitre junto a los remos, la barriga llena de torreznos y de frascas del tonel, harto de vino y comiendo tajadas de raya y filetes de tiburón, en coloquio perpetuo con los atunes pues aquí una de tres o iglesia, mar, o casa real. Boga, boga, marinerito.

La escuadra castellana era temida a través de los siete mares. El protagonista conoció las tres bazas como seminarista en Alcalá, embarcado en la marina de guerra comandada por Antonio de Oquendo el que combatiera a los piratas ingleses que asolaban las costas de Cádiz. En un pueblo de Córdoba, estando un capitán de banderas “haciendo gente” después de su naufragio en el Golfo de las Yeguas[2] vio los fuegos de San Telmo haciéndose soldado de tierra en Arahal. El cabo o capitán de aquella compañía marchaba para Mastrique pero, como de los arteros se hacen los osados, volvió a desertar quedándose en el Potro de Córdoba de vendedor ambulante. Comió el potaje de frangollo[3] de los cuarteles, compartió tasajo bacalao y cecina[4] con la chusma de forzados.

Arreó mulas cerriles y cabañiles con los monteros de Sierra Morena. Fue lugarteniente de pobres, mozo de espuelas de un caballero santiaguista, galán de monjas y flor de conventos a cuyos muros se arrima en procura de la sopa boba. Lo mejor de la picaresca es lo que tiene de exagerado, de esperpéntico. No deja de ser más que una deformación literaria de la realidad como la novela negra o el western de invención anglosajona. Lo que ocurre es que aquí son más realistas y tratan los autores de hacer un poco de crítica social. La vida se vivía con mayor intensidad por tales fechas.

Esculpe un cuadro brioso de costumbres, un kaleidoscopio de la vida bajo el reinado de Felipe III y de Felipe IV cuando paradójicamente España se militariza y la gente viaja de modo constante. El imperio español era aun el mayor de Europa y no había sobrevenido aun el declive que con tanto tesón intentan adelantar los apasionados de la Leyenda Negra. El hambre y la penuria eran mayores en Inglaterra, los Nederlands o Francia, de donde llegaban todos los buhoneros de Madrid a vender baratijas y alfileres a la dama boba. Vualá. Pero esos no nos lo cuentan. España era el país más libre de la Tierra. El verdugo de la Torre de Londres no paraba de cortar cabezas y en Paris se organizaban a cada poco noches de San Bartolomé.

Tardaría casi dos siglos más en ponerse el sol de los Austrias pues en Flandes el Apolo español calentaba a los hugonotes a conciencia, que para eso allí estaban los tercios del Duque de Alba. ¿Quién dijo que España estaba machacada? Con el cuarto de los Felipes nuestra monarquía alcanza su glorificación visto a través de la lente cóncava y convexa de un gallego cara linda y mucho donaire que decía de sí mismo ser un hijo de puta… pues antes puto que gallego.

Hijo de padre desconocido que debió de ser un cura o un militar. Desde las orillas de Rivadavia se dirige a las riberas del Betis atravesando Portugal que seguía siendo español por aquel entonces y nos cuenta sus aventuras. Gustábale el trago por cierto… “soy un cuba en Sahagún y en San Martín pellejo, piezgo y odre en Rivadavia, del de Montilla consuelo y al de Sacramenia no le hago ascos”[5].

Se embarca con la flota, se desembarca, es pícaro de costa[6]. Sube, baja, sale y entra del calabozo, pega alguna que otra cuchillada, participa en un duelo. La acción de la novela es un truculento vaivén que a veces marea o cansa porque las tretas y añagazas son siempre las mismas y no tan ingeniosas como las de Lázaro de Tormes aunque cuando engaña a los judíos de Ruana demuestra que no hay cuña peor que la de la misma madera. El episodio se parece al de los yangüeses del Quijote y al cervantino daca la cola, asturiano.

III

El Esteban se hace pasar por el hijo de un portugués quemado por la Inquisición y se presenta en la sinagoga de Rouen a que le socorrieran, con unos papeles, y una redoma en que traía las cenizas de su progenitor que fue carne de hoguera, según les contó a sus “protectores” que al escucharles no paraban de soltar el guay y de hacer aspavientos de dolor, y hablándoles en su lengua les pidió ayuda. Pero la cendra era un pufo.

Todos con el rabí a la cabeza aflojaron la mosca y le dieron junto con una bolsa de monedas un salvoconducto para que se presentase ante un “mercadante” de París, pues decía que iba a Viena a ver a unos parientes, recalando primero en la capital de Francia (¿No serían estas cenizas falsificadas un anticipo de la profecía del Shoah?) y les explicaba cómo se había quedado sin dinero, cosa imperdonable en uno de la tribu de Leví, pues al pasar por Pirineos fue asaltado por unos ladrones.

Los hebreos se mostraron conmovidos por la historia que les contara el portugués en ladino (toda una patraña) y le pidieron algunos de aquellos polvos para quedárselas como reliquias de mártir pero él dijo que no les podía dar más, que se le acababan y quería guardar alguna para sí[7], y ellos bendijeron al peregrino y cantaron la chemá[8]… eldio de Israel te de infinita gloria pues mereciste corona de mártir.

Con los veinticinco ducados que escotaron aquellos buenos hijos del profeta Moisés en la faltriquera y una carta de recomendación para el tratante de París, de su mismo gremio, Estebanillo tomó el olivo orgulloso y ovante… alegre de haber salido tan bien del encuentro con aquella gente que siempre engañan y jamás se dejan engañar. Según confiesa en un párrafo del capítulo más brillante y de una gran penetración psicológica sobre el carácter de sus hermanos de tienden a la exageración a montar el cristo, suspicaces y descreídos.

Muy ufano se muestra de haberles dado el timo de la estampita con aquellas cenizas de un quemado por la Inquisición, reemprendió ruta. Mucha gente hoy en Europa, empezando por el ministro de Justicia. Gallardón debieran de haberse palpado la ropa antes de promulgar como dogma de fe casi escatológico un hecho que siempre será discutible y al que todo el mundo ha de decir Amen. Los polvos de este pícaro sirvan para evitar y prevenir tanta credulidad. ¿No estaremos aceptando una estafa histórica que destruirá a la religión cristiana y a muchas naciones?

No pudo ser más gloriosa su entrada en Paris con dinero fresco y la promesa de un empleo… cata Francia, Montesinos, cata París la ciudad, escucha cantar en ladino a los mercachifles prófugos de Sefarad.

El que le esperaba entre grandes reverencias, porque los informes no podían ser mejores, le puso a vender agujas. Pertenecía la tienda a otro de los expulsados de España que se llamaba Granados y por lo visto se sabía de coro el romancero y lo contaba por tierras ajenas para su consuelo de desterradocon voces tan poco entonadas que resonaban por todo el faubourg de Saint Germain des Prés.

Los parroquianos se preguntaban unos a otros por el nombre del que cantaba y temiendo no iría a llover se decían:

–Nous aurions de la pluie, monsieur.

-Ah bon

-Tiens, ils sont içi les espagnols

-Deja?

-Oui

Luego se fue a ver al embajador de Felipe IV que se llamaba el Marqués de Mirabel, don Antonio Dávila y Zúñiga, gran diplomático supuestamente de la tribu de Abrahán pero bautizado por lo que alcanzaría preeminencias en la corte del francés que seguía curando lamparones todavía según nos informa el protagonista de esta novela[9]

IV

Nos cuenta que en Cazalla (Sevilla) cada día cogía a un lobo por las orejas y a una zorra por el rabo[10]. Haciendo alarde de ese menoscabo de las cosas del mundo que caracteriza al pícaro y al místico (la honra, las riquezas, el nombradío, el abrigo, la salud, la potencia sexual, echar cinco casquetes en una noche toledana) no le da demasiada importancia a que lo tomen por cornudo, en Constantina tiene a un cabrero por amo el cual no se siente avergonzado de echarse a cuestas un cabrito de pitones considerables “a causa de ser el animalejo de buen tamaño”.

En mística este tropo se denomina santa indiferencia y Sta. Teresa lo explaya en su célebre soneto “Vuestra soy para vos nací”.[11] Al sexo y eso que dicen el amor no lo tiene en mucha estima Estebanillo aunque tampoco lo desdeña, si a mano viene.

La carencia de obsesiones carnales y de pasiones [la maté porque era mía] otorga al libro ese desenfado y donaire que impregna sus páginas, con dosis de senequismo, aguante ante las adversidades, estoicismo y hasta resignación cristiana, lo cual tampoco quiere decir que la satisfacción del apetito genésico no fueran en aquella época tan cabal como en la actualidad. O más. No había televisión ni luz eléctrica.

El gran protagonista de la novela picaresca son Hambre y Desnudez. Pues la pereza engendra pobreza y aquellos haraganes no pegaban golpe. Comer más que holgar era el primer objetivo… “vendí mi hijo de cabra por cuatro reales, aplaqué el cansancio con ostiones[12] crudos y camaroncitos con lima. Fuime a dormir a la calle La Galera donde hospedan de ordinario a la gente de mi porte”. Así entra en Sevilla persignándose pues al andaluz hazle la cruz. A la mañana[13] siguiente se fue a la Cartuja donde le dan de comer los hijos de San Bruno habas o frangollos y ración de brandevín (brande wine, brandy o coñac.

La verdad es que los vagamundos de aquellas horas de imperio pudieron comer caliente y huir de los corchetes acogiéndose a altana en los refitorios y claustros de los monasterios. Demuestra cuan ruin era la suerte que corrían aquellos pobres soldados, que, habiendo expuesto al tablero sus vidas por favor al rey, en pago, los desdichados recibían no más que desdén; y en fatiga pululaban por los caminos y trochas de media Europa como espectros, licenciados de las levas por mutilación, por deserción o porque expiró el contrato… Tocaban caja en esta villa para ir en corso contra el Inglés…De esta forma- el estilo es muy lacónico y desenvuelto en toda la obra- se nos narra cómo se apuntó el “héroe” al tercio y se fue a combatir a los herejes, más que por patriotismo, pues nos asegura que para él la bandera de Carlos V no era más que una sábana pintada, por la hambruna.

Iba al husmo de las perolas y del rancho del cuartel. Su capitán era don Pedro de Ulloa En esta primera parte se describen aquellos encuentros guerreros (autenticas sarracinas) de las guerras de Flandes. En la segunda parte del libro el autor se muestra menos escéptico, no rezuma su estilo tanta desfachatez ni tanto donaire. Porque segundas partes, y aquí ocurre al revés del Quijote, nunca fueron buenas. La trama sigue tejiéndose de embustes y fechorías contadas con no poco despejo y desparpajo. El tomo segundo es un buen cuadro de campaña para conocer las operaciones guerreras y asaltos en los que participaron los Tercios Viejos. Pero todo eso lo veremos después

24/10/2012

[1] Lenguaje de los hermanos, surgió con la guerra de las Comunidades, un lenguaje cifrado que por Cantalejo llaman gacería

[2] Era el espacio comprendido entre el Puerto de Santa María y Canarias temido por los navegantes a causa de sus temporales

[3] arroz con legumbres

[4] dieta casi exclusiva de los embarcados

[5] tres zonas españolas famosas por sus caldos

[6] los que desvalijaban las embarcaciones y robaban a los marinos cuando estaban borrachos o dormidos. Eran muy hábiles descuideros y carteristas. Eran del Gremio de la Ganzúa que también describe Cervantes

[7] yo como mostrando un poco de sentimiento, diles amplia comisión, reservando algunas de aquellas cenizas para mí pues perdí parte de dichos polvos en una tormenta que tuvimos en el Estrecho de Gibraltar

[8] plegaria hebraica

[9] se creía que el rey de España era exorcista capaz de expulsar demonios y el de Francia curaba la escrófula (lamparones) y las llagas del mal gálico o sífilis

[10] una buena borrachera

[11] Vuestra soy para vos nací ¿qué queréis hacer, Señor de mí? Dadme alegría o tristeza, dadme riqueza o pobreza, sol con nubes, sol sin velo… pues del todo me rendí ¿qué queréis, Señor, hacer de mí?

[12] ostras

[13] la palabra es de origen inglés

Publicado por klypeus en 12:57

Etiquetas: ARTE, CULTURA, ESPAÑA, FILOSOFIA POLÍTICA, Iglesia Católica Romana,Libertad, SIMBOLOS, TRADICIÓN

ENRIQUE IV: AGRIDULCE REINAR

20 de octubre de 2012

ENRIQUE IV: AGRIDULCE REINAR
Publicado el octubre 20, 2012 por vuelosinfin
AQUELLA NAVIDAD EN SAN ANTONIO EL REAL DE SEGOVIA CUANDO SE ME APARECIÓ EL ESPECTRO DE DON ENRIQUE IV MAL LLAMADO EL IMPOTENTE
este blog defiende la unidad de España y a su cultura

ENRIQUE IV: AGRIDULCE REINAR

Continuación de “enrique iv no era tan impotente”

El monarca misterioso

AGRIDULCE REINAR

Aquella navidad de mi niñez tocamos la zambomba, hicimos música rascando la botella de anís con el almirez y cantamos villancicos ante el belén que había colocado mi hermano Nano adornando con musgo el portal traído de las peñas de la cantera donde se afanaba en su pobreza el Tío Enrique y su cuervo al que había enseñado a hablar y a decir palabrotas a los chicos. Con papel albar se hizo una especie de arrollo y a la orilla estaban las figuritas de las lavanderas. Un pastorcito iba camino del portal con un cordero al hombro. La cena pobre consistió en castañas y algo de asado. El villancico que cantamos aun resuena en mis orejas. “Sobre tu cunita niño he visto arder una farolica como la del tren… que alumbra con gas a la medianoche y a la madrugá” era un cantar ferroviario y era apropiado para aquel momento pues vivíamos al lado de la estación cerca de la Dehesa Boyal que donó al concejo Enrique IV y donde se celebraba por san Pedro la gran feria de ganado. El pitido del tren traspasaba el silencio de la madrugada. Habíamos aprendido cuando dormíamos y la señal acústica de los convoyes que iban lejos nos despertaban a distinguir a un mercancías que solían circular hasta el alba, del correo de Santander o del automotor de Medina o los trenes militares que llevaban soldaditos hasta África. Mi padre se puso algo melancólico recordado otras navidades del ayer, los pensamientos se alejaban en la evocación de las Nochebuenas en la majada o en el frente de Teruel. La nochebuena se viene la nochebuena se va y nosotros nos iremos para no volver más. Levantados los manteles, mi padre me preguntó si iba a misa de gallo y yo le dije que sí, tengo que ayudar. ¿Quién es el capellán? Don Valeriano. Pues abrigate, hijo. No olvides el tapabocas ni el pasamontañas. Había caído una gran nevada y era tan brillante la luna que la noche parecía iluminada. Hasta llegar a la fuente de la Dehesa tenía que pasar el puente de Valdevilla, atravesar la cuesta que eleva el Río Clamores al ocultarse como un Guadiana, cruzar por entre medias de la Base Mixta y la cárcel cerca de los jardines de Villangela, desde donde se subía por la plaza de toros a los depósitos de agua del acueducto milenario, la fabrica de Caretas donde se fabricó el biscuter, el primer auto marca España, que carecía de marcha atrás, y la de Klein donde se fabricaran caretas antigás de la primera guerra mundial. Todo era campo por aquellos días de mediado el siglo XX pero, en el siglo XV. medio milenio atrás, tupido bosque donde solía cazar el Rey Nuestro Señor y sería precisamente en una quinta de recreo donde se alzaría el palacio-monasterio bajo la advocación de San Antonio de Padua, lo que es hoy san Antonio el Real, convertido en parte en uno de los mesones mejores de la Península, bien manejado por mi amigo Isaac, que fue también curilla donde aprendió a ser un español cabal y un lince para las matemáticas.

Hacía yo el recorrido cuatro veces al día, dos por la mañana y dos por la tarde y me conocía cada recoveco, cada castaño de Indias y allí empezó mi fascinación por Roma y por la historia de España desde aquel día que vi sacar unos huesos en una tumba romana que excavaron a la puerta misma de donde estaba la casa del capellán de las hermanitas de los pobres, Don Pablo Sanz Fuentepiñel.

En el epígrafe se decía que la difunta era una “puella” (muchacha) que falleció a los quince años de su edad. Tanto el capellán don Pablo como don Valeriano tradujaron el epígrafe ante unos soldados de Mayorías que se quedaron con la boca abierta y rezaron una oración por el eterno descanso de aquella adolescente muerta en los tiempos de Trajano.

Hacía frío y me abrigué con el tapabocas que me tejió una tía monja sacramentina. En la dehesa boyal dormían los rebaños de la Mesta miles de cabezas de ganado que aguardaban allí para ser embarcados a Extremadura.

Los mastines me ladraban al pasar pero el rabadán de vigilancia me advirtió que caminase sin miedo, los perros no te harán nada, chaval, y menos hoy, que ha nacido Dios:

-¿Vas a misa de gallo?

-Sí, señor.

-Pues felices pascuas, zagal.

Cerca de la base mixta y frente al dispensario antituberculoso me asomé a la verja donde yacía desportillado un carro de combate de la primera guerra mundial, ruedas enormes, con pinchos radiales, ¿Qué haría en Segovia aquella reliquia de la batalla del Somme? Rápidamente al rebufo de los muros leprosos de la huerta de las monjas, altos muros misteriosos de adobe me planté en el convento escondido entre un bosque de olmas por otro nombre El Campillo donde los chicos de mi barrio jugábamos al fútbol o a guardias y ladrones.

Como don Valeriano se había puesto malo le sustituyó como oficiante el capellán del hospicio don Ramón. Que era un cura alto con un gran corpachón que remataba en una cabeza de garbanzo y una voz profunda que en el seminario conducía la asignatura de Geografía. Conocía todos los misterios de la historia de España aquel buen capellán.

Entré en la sacristía y sor Fuencisla la demandadera ya tenía preparadas las vinajeras, sentí su voz detrás de las cortinas de la clausura del coro bajo:

-Buenas noches, sor Fuencisla, buena pascua tenga su merced.

-Buenas noches, hijo y alegría.

-Sí, señora, alegría y placer que esta noche nace el niño en el portal de Belén.

-Me gusta. ¡Qué bien te los sabes! Debes de ser un chico listo.

-No se crea, sor, el latín no se me da mal pero no me entran las matemáticas

Sor Fuencisla estaba más contenta que unas pascuas y me dijo que en el convento hubo fiesta y tambien entonaron villancicos al Niño Jesús como en todos los hogares españoles por tan señalada fecha.

Al poco llegaba don Ramón que venía tosiendo- pues era un empedernido fumador y moriría el hombre al poco tiempo de la caja cambios- desde el zaguán un tanto azacaneado y moviendo para los lados la cabeza y con las botas cubiertas de nieve manteos y capisayos al desgaire accionando los brazos largos. Al pobre, cuando se embutía el alba y yo le manejaba el cínculo y rezaba las oraciones preceptivas de la antemisa indue me, Domine, etc, se le escapó una muy sonora ventosidad porque había cenado como ninguún día del año y el buen sacerdote que era muy castizo se rio en sus propias barbas y dijo:

-Péase Tomasa y atruene toda la casa

Y con las mismas se introdujo la casulla por el colodrillo.

-Vamos, hijo, que se hace tarde y el coro aguarda.

Pendulaba en todas direcciones el buen capellán su cabeza insignificante y pequeñita, de garbanzo. Sí; tenía un melón ridículo sobre los hombres pero en aquella testa cabía toda la historia de España de la cual nos daba clases magistrales y se cabreaba muchísimo cuando aquellos libros de texto ponían cosas muy desagradables sobre el monarca de la granada y del agridulce reinar. Silencio…silencio… que a alguno le voy a dar un escarmiento.

Por eso en el seminario los latinos le pusimos de mote Don Cicerón que es lo que significa el apodo en la lengua del Lacio. Creo que por ese cabo, y gracias a la obstinación con que deshacía todos los argumentos difamantes de Gregorio Marañón y otros cuates que sabrían mucha medicina y de psicología pero que en Historia, él les daba papas, me convencí de que el rey segoviano había sido víctima de una calumnia. y que sería preciso rehabilitar su figura de tanto escarnio.

Se vistió el presbítero a toda prisa los ornamentos blancos y yo mismo con otro monaguillo que se llamaba Otero salimos con paso solemne de la sacristía, uno portaba el cirial y el otro un incensario. El coro empezó a entonar la antífona:

Asperges me, Domine, hisopo et mundabor. Lavabis me et super nivem dealbabor.

Miserere mei Deus secundum magnam misericordiam tuam. Vidi aquam egredientem de templo et omnes ad quos pervenit aqua ista salvi facti sunt et dicent: aleluya
Las notas gregorianas del asperges en tono andante ma non tropo resonaban hermosas cantadas por las voces blancas de las clarisas y habían vibrado en aquel templo desde su fundación por el rey don Enrique nuestro Señor durante medio milenio.

Era el catolicismo “at work” en su gloriosa tradición de “business as usual”. Pocas cosas pudiera haber en esta vida como aquella hermosa liturgia. Las estrofas del Asperges traspasaban el alma con la dags de la serenidad y hacían pensar en un Dios clemente y nada vengativo.

Pasan las generaciones, nacen y mueren niños y se reza el miserere por los capellanes y las monjas que allí profesaron. las novicias que lo cantaron yacían en humildes sepulturas, amortajadas con el cordón franciscano de tierra en la Huerta del Nogal en el patio central del convento, y seguirían sonando aquellas hermosas estrofas del intrioto de la misa de San Pío V.

Luego don Ramón con su voz cascada y potente de fumador empedernido pronunció el exorcismo:

Exaudi nos domine sancte páter aeterne Deus et mittere digneris sanctum angelum tuum de coelis qui custodiat, foveat, protegat, visitet atque defendat omnes habitantes in hoc habitáculo

El preste sabía que su negocio tenía que ver con la eternidad y rogaba para que alejase el espiritu del mal a todos los moradores de aquella casa. Amen.

Estaban todas las lámparas encendidas. El retablo de la crucifixión con sus maravillosas figuras de arte flamenco en relieve, tan vividas y tan copiadas al natural que hacían pensar en cómo era el rostro de los hombres en la edad media, no sólo los reyes sino de los menestrales, los rabadanes y los tejedores, los perailes, los picaros que barzoneaban holgazanes bajo los ojos del Acueducto, o las levas de soldados que iban y venían a Flandes, escoltando a los mercaderes de paños con la lana de las merinas de Segovia, refulgía como los chorros del oro.

San Antonio de Padua, talla neogótica, con un misal en la mano, y su cerquillo de fraile menor iluminándole el rostro, era el niño bonito en el hermoso conjunto del retablo.Enrique IV le tenía gran devoción y a mí nunca me ha negado y hasta me ha salvado de un naufragio y de un accidente aereo que en Lisboa mi mujer y yo en nuestro viaje de bodas estuvimos a punto. Gracias, bendito Antonio, por tu seráfica intercesión.

En las paredes de damasco colgaban algunos cuadros religiosos con reporteros en los cuales se representaba el escudo de armas de los Reyes Católicos, (que dotaron al convento, si bien fue su predecesor el que lo fundara habilitando para la ocasión una finca a la afueras que tenía para sus recreos cinegéticos) con escenas de la Natividad y allí estaban los bancos de roble macizo que lucían entremedias las armas de Castilla y el blasón del penúltimo de la Casa Trastamara: una granada, la que llaman fruta de la salud y la fecundidad. Es dulce y es amarga y sólo se da en España. Buen símbolo porque decía don Enrique:

-He aquí mi agridulce reinar.

Estaban vacíos los bancos porque debido a la gran nevada había acudido poco personal a aquella misa del gallo. Únicamente cuatro viejas así como el carpintero Geroteo el mejor feligrés de aquella comunidad, una buena persona pero que tenía fama de empinar el codo un poquito y aquella nochebuena habían pimplado en el convite pascual alrededor de la mesa familiar de más porque olía a anís que le llevaban los demonios cuando fui a darle a besar el portapaz.

Con esa generosidad de los beodos el bueno de Geroteo y sonriéndome cordial sacó de la pelliza una moneda y me dio un duro de plata:

-Toma, monaguillo, tu aguinaldo. Hoy es Navidad.

Pocas veces a lo largo de mi carrera como acólito seminarista he visto brillar tanta alegría y tanta munificencia como en los ojos de un ser tan bondadoso. Tampoco tanto oro. El cristianismo suele ser generoso. Un duro de platga, cinco pesetas de las de entonces constituían un dineral para los niños de mi edad.

Guarde Dios tu alma cristiana, Geroteo y este gesto me persuade en mis convicciones de que nada es lo que parece en este mundo que hay que ir con pies de plomo a la hora de enunciar juicios de valor. Cuando fue a besar al Niño y yo sostenía a don Ramón el humeral, Geroteo con paso vacilante y la cara roja me guiñó un ojo.

La misa terminó en la efervescencia y candor con que la liturgia católica guarda para esta santa noche. En la iglesia hacía un frío que pelaba porque no había calefacción ni estufas por aquel entonces. Pero no teníamos frío.

Bien pudo ser, ahora lo pienso, que la luz que fulgía de la estrella del portal de Belén calentase nuestros cuerpos y nuestras almas.

Ya en la sacristía las buenas monjitas nos agasajaron con vino de misa, soplillos y pastas. Sor Fuencisla que me tenía buen concepto me encareció que fuese bueno y que estudiase y que siguiera devoto de San Antonio. Así lo soy y lo he sido toda mi vida.

El órgano remató glorioso una fuga de Bach interpretada por una de las hijas de Santa Clara de Asís que en el siglo había estudiado siete años de conservatorio, Sor Jesusa, y las notas golpeaban caricias sobre los empinos de las bóvedas de crucería y los arcos escarzanos y conopiales. Dirigiendo mensajes de amor divino hacia la luna llena que asomaba yerta y pasmada por entre los vitrales de la nave del crucero Una nochebuena más.

A la salida y entre la euforia de los vapores del licorcillo de consagrar más de tres copas generosas me tomé con la aquiescencia del capellán y de la propia priora que un día es un día, bajó un arco que lleva al salón del trono, tuve una visión.

Yo vi acercarse a un caballero, llevaba sobre los hombros un ropón de cordero que le cubría la pelliza, un turbante como los de los moros. Era rubio, trabado de hombros, una barba rojiza, los pies grandes, las manos como manoplas de segador y un aspecto campechano pero había una indecisión que recobraba su persona, timidez y amabilidad, transmitía llaneza y libertad. Bien pudiera pasar por un tratante de los que acudían al azoguejo los jueves de mercado y que después de comer cordero asado regado con clarete de Peñafiel se ponían un palillo entre los dientes y se sentían felices en su pobreza, pero había una distinción en su rostro y unos ojos claros y misteriosos de rey godo, cuya sangre corría por sus venas mezcladas con las de todas las dinastías de Europa: los Valois, los Plantagenet, los Lancaster y la de la casa de Anjou y de Viana y un cierto reposo pleno de dignidad, porque, “donde ponía- escriben los cronistas- la vista mucho le duraba el mirar”. Era tardo a la ira (no le cortó la cabeza por ejemplo al arzobispo de Toledo que era el más contumaz de sus enemigos en aquella Castilla de tantos bandos y rivalidades) y pronto al perdón.

Este lento mirar le convertían en un ser distinto a los demás. A todas luces se trataba de un personaje majestuoso. No debía de ser muy friolero aunque bien pudiera ser que los cuerpos gloriosos no acusan el acoso de los incidentes climatológicos ni padecen enfermedades porque en aquella gélida vigilia hasta los fantasmas se quedaban pajaritos.

Era don Enrique igual que yo me lo imaginara. Me recordaba a mi abuelo con su nariz y con sus fuertes corvas, caderas amplias, la cuadratura algo petiza de los labrantines que por aquellos días se pasaban la vida inclinados sobre el surco, segando, bieldando, dando haces en ese ir y venir castellano que llaman acarrear.

Todo es movimiento y variación en esta vida terrenal hasta que vayamos a Casa del Padre.

Se fue a sentar junto a una mesa de pino cabe el altar y se reclinó sobre el respaldo del sillón frailuno. Había mandado traer un brasero y de vez en cuando revolvía la ceniza con una badila.

-Hace frío en Segovia y mucho más la noche de Navidad. Ven, chiquito.

Comprendí quien era el fantasma. Mis sueños o mis delirios me habían trasladado hacia el propio Rey el cuarto de los Enriques de Castilla.

– Aquí estoy, Majestad.

– Somos paisanos. A ti te bautizaron en San Millán y yo recibía las aguas santificantes en la de San Martín.

– ¿Y eso cómo lo sabe, Majestad?

– Las almas de los difuntos somos espíritus puros y podemos penetrar en todos los misterios de la condición humana. Conocemos el pasado el presente y el futuro. He venido a darme una vuelta por mi heredad. Este era mi palacio de verano. En vida a mí me gustaba mucho cazar. Cuando abatía un jabalí lo asábamos a la estaca en esa cocina enorme del monasterio que tú habrás visto y luego nos lo comíamos en amistad los zaguanetes de mi escolta y nos, aunque, por su ley morisca, la carne de cerdo estaba prohibida. Menudas cuchipandas.

Utilizaba el plural mayestático como persona que era de gran dignidad, igual que el papa y los obispos, el rey prosiguió su discurso y me dijo:

– Ya, pero al hambre no hay pan negro y cuando aprieta vacan las normas y prescripciones del Alcorán. Dios es uno. Y mis súbditos bebían vino a escondidas. Eran mis mejores soldados. Como albañiles insuperables. Xadel Alcalde un morisco de Burgos con su cuadrilla de alarifes construyó estos muros donde tú estás. Eran los que trabajaban por estos reinos. De mi huerto se cuidaba un tal Abderramán y cultivaba un pejugal que era digno de ver por sus lechugas y sus rábanos. Ese Abderramán edificio el monasterio del Paular. Eran todos ellos moros de Aragón.

No me sorprendió No me sorprendió la respuesta del rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear.

En aquella fatiga se reflejaba quizás la eternidad del mundo. Dentro del movimiento y variación todo es igual y también la sabiduría del conocimiento de los hombres. La condición humana sigue aferrada a los principios de la casuística.

Me dijo que uno nacía ladrón, otro forzador de doncellas, aquel homicida y esotro para la gramática o la especulación. Unos se entregan al vino y a los placeres de la panza y otros sólo prueban el agua. Unos blancos y otros negros, unos grandes y otros chicos. Unos valetudinarios y enfermizos y otros jamás visitaron un galeno. Y entretanto realizaba estas reflexiones jugaba con la granada de su blasón como si fuese una pelota. Ama y haz lo que quieras, comentaba san Agustín pero eso es sólo retórica. Nunca se podrá acomodar a esa perspectiva de amar al prójimo como a ti mismo. Tales expresiones no resultaban sino hablar bonito.

-Vuestra pusilanimidad, alteza- le hablé- nace de tu sabio conocimiento del ser humano.

Y Su Majestad respondió:

– Prefiero cazar por esos montes. Las alimañas del campo son menos dañinas que los palaciegos de mi corte.

Eligió buen símbolo como lema para su reinado agridulce. La granada es el fruto que más se parece al almíbar y al acíbar. Más que un blasón era una profecía.

-Entraremos en Granada, pero yo no lo veré; eso quedará para mis sucesores. ¿Y de qué nos servirá vencer a los moros si no somos dueños de nosotros mismos?, dijo en un tono más reflexivo.

La iglesia se había transformado en palacio. Sonó un rabel y unos puericantores cruzaron la habitación y saludaron al Rey:

-Buena pascua y buenos años, Alteza.

Don Enrique se les quedó largo rato mirando pero no pronunció palabra. Subía y bajaba la música del rabel alternando la clave de los arpegios. Uno de los juglares de palacio con motivo de la Navidad para hacer dedos componía un madrigal a su amada. Un rabino con un cantoral enorme con herrajes se llegó, hizo una reverencia y le besó la mano. El librote que llevaba bajo el brazo era el Talmud con todas las enseñanzas.

Se sentía el ladrar lejano y bronco de los lebreles de la jauría. Piafaban los mulos en las caballerizas. El pastelero de Madrigal en la cocina alimentada por leños de roble preparaba un guiso preferente. Otros rancheros doraban la carne de un buey que sería servido al día siguiente en el convite que daba su Majestad todos los años por estas fechas a los nobles de Segovia, al corregidor y al obispo. Vino uno de los pincernas y le trajo en un copa de oro un poco de blanco de Rueda, pero no lo probó Su Majestad porque detestaba el alcohol a veces.

Le miré de nuevo y su aspecto era de total fatiga como si humillado y preterido hubiera alzado bandera blanca frente al cruel destino. Entonces despareció la visión.

Todavía me dio tiempo a vagar por las dependencias de la mansión. Estaba habitada por frailes menores de la observancia y por claustrales.

Los descalzos discutían con los calzados y andaban los frailes a palos. Uno de forma muy violenta apostrofaba a un compañero que decía llamarse fray Pedro de Villacastín por habérsele visto por malos pasos a altas horas de la madrugada por los lupanares de Segovia y este respondía que acompañaba al rey en estas giras por la ciudad a casa de las visitadoras y que más pecaba la lengua que el ojo. Contó la historia de doña Guiomar de la cual el rey estaba muy prendado con gran enojo de la reina doña Juana.

Otro de los religiosos contaba cosas maravillosas del monarca no sólo sus proezas sexuales de quinque in eadem nocte, sino también su fuerza inaudita de domador de leones porque tenía una partida de estos animales que le había regalado el rey de Granada y que él solo entraba en la jaula para darles de comer y que estas fieras en lugar de atacarle le lamían la mano.

Observantes y claustrales se llevaban a matar por lo que la conllevancia resultaba harto problemática entre los frailes, unos calzaban albarcas y otros sandalias. Pleitos entre claustrales y observantes, la cosa llega hasta Cisneros y parece mentira que perteneciendo ambos bandos a la misma orden del cordón sus actitudes tuvieran tan poco de seráficas y mucho menos de cristianas. Igual ocurre entre los agustinos regulares y los monacales, el Carmen descalzo y los que llevaban zapatos.

Al rey cristiano de ojos cansados que parecía harto de pelear le hastiaba la vehemencia con que cada feudo enarbolaba su estandarte porque -sepan cuantos- era un príncipe que detestaba la violencia y se desmayaba a la vista de la sangre. Me preguntó qué que era lo que quería ser de mayor y torció el gesto.

-Tú no vales para clérigo ni para político. Tienes alma de guerrero pero como eso no puede ser, abrazarás la vida áspera e ingrata de las letras; escritor, y serás mi cronista. Tú siempre fuiste un desfacedor de entuertos

Aun desconociendo a punto fijo cual era el significado de aquel augurio que enunciaba (ciertamente, a mí me gustaba emborronar y mandaba mis articulitos y mis cuentos al “Sígueme” y a la “Hoja parroquial” para ver alguna vez mi nombre en letras de molde, idea que me fascinaba o al Adelantado de Segovia que hubo un tiempo me los publicaba, ahora estoy en la lista como me aseguró MIG 16), su pronóstico se ha cumplido en la grafomanía que me pervade, pues leer y escribir la vida alarga .

Escribir por tu propia cuenta y riesgo, tener ideas personales, no vivir a lo borrego, no comulgar con ruedas de molino y pensar por boca de ganso, lo que diga la masa, es peligroso oficio y arriscado afán en este país y con la Iglesia topamos, Sancho.

Me erigiría en abogado de causas perdidas pero yo entonces, sientiendo profunda emoción, me arrojé a los pies de Enrique IV al que difamaron los Preditos y diz que lo envenenaron con una pócima mezclada en el agua cuando tuvo sed estando de montería en el Pardo.

Me iba a uncir al yugo del baldón y la ignominia de los que españoles que defienden la cruz y renuncian al Candelabro de los siete Brazos, del dinero, los honores, la honra, compartiendo el infortunio y la soledad del hombre de letras. Guay de vosotros pobrecitos que beben el cáliz de la hiel en largas vigilias, trabajo perdido, mayúsculas decepciones, mensajes del naufrago dentro de una botella. Vivir hablando y pensando con los difuntos apartándose de los vivos. A sabiendas de querer robar el fuego sagrado a los dioses y de entrar en el laberinto de Creta burlando al cancerbero universal, ese que no habla, no sabe, ni contesta y cuando lo interrogas hace un movimiento de sí o no con la cabeza. Recorrer el dédalo de la literatura si no llevas contigo el ovillo de Ariadna es exponerte a las cornadas del Minotauro que es un miura que no falla ninguna de sus embestidas.

Los pensadores son humillados y ofendidos. Al vulgo no se le puede llevar la contraria que sólo cree en el poder y en la riqueza en los placeres del lecho y de la mesa.

-Con todo- prosiguió el rey-, niño segoviano, conocerás el Bien, la Verdad y la Belleza. Y ese es el Cristo-.

Y estas osas en tono confidencial me las dijo su Majestad rompiendo un largo silencio de taciturnos pensamientos.

Aunque se desprecie la doctrina y las togas cedan a las armas, seguirás terne, acérrimo en tus principios, no te rindas pero tampoco bajes la guardia entregandote a Erifos. Serás rebelde y comunero.

Viva España

-Entraremos en Granada, señor.

-Eso se hará. Pero yo no lo veré. Boabdil chiquito entregará las llaves de la Alhambra a mi sucesora y hermana. Se habrá consumado un sueño, culminaremos el propósito de venganza de la ignominia de la Cava Florinda. Ese es el sueño de España, la unidad nacional bajo el reinado de la cruz. Yo no sé si lo he conseguido pero peleé en Gibraltar y aquí estan las heridas en mi cuerpo para probarlo y mis caballeros, Enrique de Guzmán y el Conde de Niebla colocaron el pabellón de Castilla en lo alto del peñote.

-Actualmente sólo hay ingleses y moros.

-Hasta que Gibraltar no sea tierra española cundirá la desazón y volverán los bandos y las armas de los españoles unos contra otros-dijo el Monarca Misterioso.

Y prosiguió su largo y profético patlamento:

-Soy amigo de moros porque quiero atraerlos hacia nuestra causa. Son buena gente pero acérrima. Muy tercos, hijo, muy tercos y testarudos, también orgullosos..

Casi me dieron ganas de abrazarle pero como sabía que era un ángel o un trasgo que bullía en mi cabeza no me atreví.

Me quedé mirando para el artesonado de siete faldones que se alzaba sobre nuestras cabezas, una maravilla del arte morisco, con las estrellas de David labradas en pan de oro y toda esa esgrafía morisca de talante tan segoviano que evita estampar en las paredes la figura humana y se entrega a los arabescos y ajarafes, en labor de ataujía, para no desairar al Profeta.

Las tres culturas bajo la preeminencia de la cruz fueron mi sueño y eran impronta de aquel hermano de la Reina Santa.

De allí a poco, se perdió mi mirada entre los baquetones y boceles de la capilla de Santa Úrsula. Más arriba coronaba el palacio la espadaña de ladrillo rojo con su tejadoz liso de pizarra, su chapitel y su veleta como la de mi seminario vacío. La campana estaba sonando a maitines y en el halda podría leerse la inscripción latina Henricus me fecit.

-Muchas misas me habrán dicho las queridas monjas. Marcharé, moriré pero en Segovia quedará mi corazón. Que las hijas de San Francisco recen por mi alma y Jesucristo me acoja en su guarda.

Estando en tales palabras, concluyó la visión y yo quedé muy consolado de que la profecía del último de los Trastamara se cumpliría

El aire se remansaba y cruzaba los ámbitos del monasterio una inusual quietud. Estábamos en el salón del trono el rey y yo arropados por la imagen del querido san Antonio que él donara y un cristo atado a la columna que debió de salir del buril del Divino Morales parecieron cobrar vida. Defenderemos la verdadera fe y Dios nos ayude. De lo que ocurra después mejor no preocuparse. Alguien llorará sobre nuestras cenizas. En la sala capitular la tumba que él construyó para su enterramiento quedó vacía, se la habían llevado a Extramadura, viajó con los pastores de la mesta en la majada de Castrobocos. Lo inhumaron en Guadalupe al lado de su madre la portuguesa doña Juana. Recordé un cantar que me enseñó mi madre al Antonio divino y santo:

Si busca milagros, mira: muerte y error desterrados,
miseria y demonio huidos leprosos y enfermos sanos.
El mar sosiega su ira, redímense encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos.El peligro se retira los pobres van remediados cuéntenlo los socorridos díganlo los paduanos

En aquel instante el espectro despareció y yo me perdí por los pasillos del gran laberinto de la existencia.

Siempre llevo en mi memoria el recuerdo de aquella nochebuena en que ayudé en el altar a don Ramón, nuestro profesor de historia, a decir la misa de Ángeles y el que el espectro del amado Rey se me apareció. Nuestro querido profesor don Valeriano, un sabio que murió en la miseria, el que me iniciara en los secretos de la lengua latina y cuya sabiduría pervive en mí como un sacramento, no pudo oficiar aquella noche. Estaba enfermo. Dios lo tenga en su regazo

===========================

Nota de KLYPEUS: Este artículo es original de Antonio Parra, quien lo ha publicado en su blog “Franco y el franquismo“.

Dios escribe con renglones torcidos…

7 de septiembre de 2012